El actor
barcelonés Carlos Larrañaga ha fallecido en un centro sanitario de
Málaga a consecuencia de las complicaciones por la "descompensación
cardíaca" por la que tuvo que ser ingresado la pasada semana. Llevaba
décadas sobre los escenarios y los platós, y participó en series de
televisión tan populares como ‘Farmacia de guardia’ y ‘Los gozos y las
sombras’. El actor, que se estaba recuperando de las dos operaciones a
las que fue sometido a principios de año, estaba en activo y, antes de
caer enfermo, ensayaba ‘Quizas, quizás’, obra de teatro que iba a
protagonizar con María Luisa Merlo, su primera mujer y madre de tres de
sus cinco hijos.
Miembro de una saga familiar de
actores –era hijo de María Fernanda Ladrón de Guevara y Pedro Larrañaga,
hermano de Amparo Rivelles y padre de los también intérpretes Amparo
Larrañaga y Luis Merlo–, el que fue Adolfo Segura en la
exitosa producción de televisión 'Farmacia de guardia', dirigida por
Antonio Mercero, se estrenó en la gran pantalla en 1941 con Alma de Dios, y su último trabajo para este medio fue en 2011 con Los muertos no se tocan, nene, de José Luis García Sánchez.
Entre uno y otro título, participó en numerosas películas: Pequeñeces, de Juan de Orduña; Ha llegado un ángel, de Luis Lucia –junto a Marisol–; El extraño viaje, de Fernando Fernán Gómez; Las verdes praderas, de José Luis Garci –que también le dirigió en Tiovivo C.1950, Sangre de mayo y Luz de domingo, filme éste último con el que fue candidato al Goya a la mejor interpretación masculina de reparto–; Atraco a las 3 y media, Bienvenido a casa… Guardaba un recuerdo especial de El extraño viaje, “una película de culto”, y de Las verdes praderas, y tenía muy presente Orgullo y pasión,
cinta en la que coincidió con Frank Sinatra, Sofía Loren y Cary Grant.
“Tenía diecinueve años cuando conocí a Cary Grant, que influyó mucho en
mí. Trabajar seis meses con quien considero el actor de cine más
elegante es algo que no olvidaré nunca”, comentó en algunas de las
numerosas entrevistas que dio.
Larrañaga, natural de la ciudad condal,
decidió ser actor “porque me gustaba mucho no ser yo, o al menos no
serlo siempre. Los personajes que haces te llevan a otros mundos, a
otras personalidades”, y disfrutaba de un oficio “que es muy bonito si
te gusta y espantoso si no te gusta, como todos”. Fueron años haciendo
cine, televisión –donde conquistó al gran público– y
teatro. Diversificó su carrera a través de múltiples personajes, una
amplia galería en la que no faltó el Tenorio. Carlos Larrañaga fue
siempre un seductor, dentro y fuera de su profesión. A los 75 años se nos ha ido uno de los grandes del cine y teatro español.
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